Ya queda muy poquito para navidad. A mi es una época que me gusta mucho, por muchas cosas: porque cae en invierno, que es una estación que me encanta (no soporto el calor), me gusta como se llena todo de luces y de adornos, me gusta que venga mi padre a cenar el día de Nochebuena, y preparar algo especial, reunirme con la familia, el concierto de Navidad (que este año voy a ver en directo en el Teatro de Madrid ¡uy, que ilu!, lo de Año Nuevo en Viena queda todavía un poco lejos, pero se andará, je, je), me gusta casi todo de la navidad, menos las compras, que se me hacen muy agobiantes. No entiendo la aversión que tiene mucha gente hacia estas fiestas. Yo creo que hay que planteárselas como algo más. La familia que falta, falta también el resto del año, yo no tengo a mi madre desde hace 16 años, pero están mi padre, mis hermanas, mis cuñados, mis sobrinos, mi marido, mis hijas... Bueno, no os aburro más, os quiero dejar una receta que hacía mi madre todas la navidades. Ella la hacía sin nata y sin azúcar avainillada, y le ponía leche entera, pero yo en casa siempre tengo leche desnatada, y le he añadido estos cambios. Espero que os guste.
INGREDIENTES:
1 paquete de pasta de almendra.
700 ml. de leche desnatada.
200 ml. de nata líquida
Cáscara de limón y de naranja.
Canela en rama.
3 rebanadas de pan duro troceadas.
2 cucharadas de azúcar.
1 cucharadita de azúcar avainillado.
PREPARACIÓN:
Se pone a cocer la leche con la nata, la rama de canela, las cáscaras de limón y naranja, el azúcar y el pan, durante 5 minutos. Pasado este tiempo, se retiran la canela y las cáscaras de cítricos, se añade la pasta de almendra en trocitos y se deja otros 10 minutos. Se pone a enfriar en la nevera, y mejor dejar de un día para otro para que coja más sabor.
La que veis en la foto tenía menos leche (aproximadamente 600 ml.), y quedó bastante espesa, pero a mi familia le gustó mucho, así que para gustos hay colores. ¡Buen provecho!